¿Cómo podemos llegar a acuerdos en una sociedad dividida en burbujas de información?
En este video vamos a intentar esta pregunta basándonos en el texto de Michael P. Lynch, Reasons por Reasons. Como siempre te dejamos las referencias en la descripción del video.
Introducción
Algunos líderes políticos y figuras públicas argumentan que no hay pruebas suficientes para respaldar la idea de que el cambio climático es causado por actividades humanas.
Por otro lado, la comunidad científica sostiene que hay una gran cantidad de evidencia que apoya esta afirmación. ¿Cómo decidir quién tiene razón? Los dos científicos apelan a información diferente. ¿Cuál de ellas es la que debemos considerar?
Responder que debemos apoyar a la posición que esté respaldada por información no nos llevaría a ningún lado, porque hay información que respalda las dos posiciones. Si buscas en internet puedes encontrar información apoyando cualquier teoría, por más descabellada que sea.
Incluso buscar en lugar de ayudarte a resolver la controversia puede contribuir a la confusión. Google funciona con un algoritmo que identifica tus gustos e intereses. Si tu motor de búsqueda detecta que crees que el cambio climático no es causado por actividades humanas te recomendará información que apoye esta hipótesis. Y viceversa.
En todo el mundo la sociedad está polarizada y no es porque un personaje o un individuo “nos polarice”, sino porque consumimos información aislada en burbujas.
Entonces, si no es a la información, ¿cómo decidimos qué teorías o hipótesis debemos aceptar respecto al cambio climático o respecto a cualquier otro tema polémico? ¿Cómo podemos llegar a acuerdos en una sociedad dividida en burbujas de información?
Podría responderse que deberíamos apoyar sólo las hipótesis o teorías basadas en dichos. El problema es que a veces las diferencias de posiciones en las controversias son tan pronunciadas que ni siquiera existe un acuerdo sobre qué es lo que cuenta como un hecho.
Por ejemplo, en el contexto político actual algunas individuos rechazan o actúan como si no existiera la infodemia. La infodemia para ellos no es un hecho y tildaran como a las estrategias para combatirla como ilógicas, agresivas o surreales. En cambio, quienes aceptan que existe una epidemia de información falsa, considerarán acertado que los gobiernos tomen medidas para combatirla. El desacuerdo entre las posiciones es tan agudo que ni siqueira reconocen los mismos hechos.
La aparición de una mancha en la pared puede ser una manifestación divida para un creyente y a una manchas e moho para un escéptico. La observación es la misma pero lo que cuenta como un hecho para cada persona es algo diferente. ¿Cómo se decide qué es un hecho?
2. Principios epistémicos
Para decidir qué es un hecho, es necesario contestar antes otras preguntas más fundamentales. Por ejemplo, tendríamos que decidir:
qué métodos para adquirir conocimiento son dignos de confianza
cuàles son las fuentes de evidencia que deberíamos aceptar
cuáles son las autoridades en las que podemos confiar cuando buscamos información sobre ese fenómeno
qué tipos de razonamientos son válidos o inválidos cuando hacemos inferencias sobre los fenómenos que observamos.
Las respuestas que demos a estas preguntas constituyen nuestros principios epistémicos. Los principios epistémicos moldean nuestra comprensión de lo que es racional creer y nos dictan en qué métodos y fuentes confiar para adquirir conocimiento.
La divergencia entre principios epistémicos es fundamental, pues no sólo provoca que se tengan perspectivas diferentes sobre qué es o no es un hecho, sino que también de provocar que exista divergencia sobre cuáles son los mejores métodos para respaldar esos hechos.
En una sociedad cada vez más polarizada y dividida en burbujas de información, una donde la información viene de todos lados de un modo completamente distinta, es crucial acordar cuáles son los principios epistémicos que vamos a jerarquizar. Solo poniéndonos de acuerdo sobre un criterio que nos oriente para decidir qué cuenta y qué no cuenta como información, como evidencia,y como razonamiento correcto, pueden llegarse a acuerdos.
Pero, ¿cómo decidir entre diferentes principios epistémicos?
3. ¿Cuáles principios epistémicos debemos seguir?
En la historia de la filosofía puede encontrarse muchos ejemplos de controversias sobre qué manera de conocer la realidad son mejores, o qué fuentes de evidencia debemos considerar, o qué métodos de razonamiento debemos seguir.
Pascal, por ejemplo, defendía contra los cartesianos que no se puede abordar cualquier tema. Sotenía que, al menos para algunos temas, existe un modo subjetivo, orientado por la autoridad y la tradición, tal vez místico, para conocer la realidad. Dijo que “el corazón tiene razones que la razón ignora”. Pensaba que los seguidores de Descartes eran arrogantes por creer que cualquier creencia debía fundamentarse en la razón.
En la vasta historia de la filosofía, abundan los ejemplos de encarnizadas controversias sobre principios epistémicos.
Por ejemplo, Pascal sostenía que en ciertas materias, una vía subjetiva, guiada por la autoridad y la tradición, era la llave para comprender la realidad. Defendía que "el corazón tiene razones que la razón ignora", dejando entrever su escepticismo hacia la noción cartesiana de que la razón era el único faro de la verdad. Para él, los seguidores de Descartes, con su fe inquebrantable en la razón, eran arrogantes y ciegos ante la riqueza de la realidad.
Por otro lado, los cartesianos consideraban que cualquier tema, cualquier conocimiento debía tener un fundamento racional si es que aspiraba a ser conocimiento.
En esta controversia, ¿cómo decidir cuál principio es mejor que otro? Apelar a los hechos no sirve porque son los principios epistémicos lo que decide qué es un hecho.
Tampoco sirve apelar a la lógica pues precisamente lo que se está cuestionando es si debemos guiarnos por ella en cualquier tema.
E incluso aceptando que la lógica debe guiar todas tus decisiones no se estaría resolviendo mucho porque existen diferentes lógicas que aceptan diferentes principios de la lógica clásica. Es decir, ¡en la lógica también hay controversias sobre cuáles de sus principios más fundamentales deben seguirse!
Los principios epistémicos tampoco se pueden decidir a votación, porque antes de entrar a la casilla ya se poseen principios epistémicos. La votación estaría sesgada.
El escepticismo sugiere que no podemos proporcionar defensas objetivas de ninguno de los principios epistémicos porque esa defensa estaría basada en métodos y fuentes específicas que ya toman postura sobre esos principios. La pregunta es entonces: ¿cómo podemos defender racionalmente cuáles principios epistémicos debemos seguir sin que nuestro razonamiento sea circular?
Aunque parezca abstracta, esta pregunta tiene consecuencias muy concretas. Piensa en el caso del agujero de la capa de ozono o la infodemia. Para decidir qué política debe seguirse para combatirlos primero debe decidirse si son o no un hecho.
Pero para saber si son o no un hecho, primero debemos decidir cuáles principios epistémicos nos informan sobre lo que es o no es un hecho. Si no hay acuerdo sobre los principios epistémicos, cualqueir discusión está condenada a estancarse.
Cuatro. El desafío escéptico en la filosofía
La pregunta sobre cuáles son los principios epistémicos es una de las preguntas más antiguas de la filosofía y desde la antiguedad hubo quien defendió que no tiene respuesta.
Por ejemplo, Protágoras defendió que “el ser humano es la medida de todas las cosas, sugiriendo que el conocimiento no existe o que en todo caso es algo relativo a los individuos.
Otros filósofos fueron todavía más radicales que Protágoras. Los pirronistas apáticos sostuvieron que casi cualquier afirmación, incluyendo la de Protágoras, era un pronunciamiento dogmático, comprometido con un principio epistémico. Sexto Empírico escribió un manual que ayudaba a no comprometerse con ningún principio, suspendiendo el juicio sobre cualquier asunto para alcanzar la imperturbabilidad y la ataraxia.
Las respuestas como las de Sexto Empírico o las de Protágoras al desafío de encontrar un principio epistémico son atractivas porque sugieren que todas las explicaciones racionales en realidad son arbitrarias.
Sus propuestas pueden proporcionarnos una sensación de liberación porque sugieren que los principios de cualquier persona son tan sólidos como de cualquier otra. Que no hay principios espistémicos que debamos seguir y que incluso controversias como la de Pascal contra los cartesianos es un asesinato de elección.
Pero, ¿son todos los principios epistémicos igual de convenientes?
cinco. Razoness prácticas para defender los prinsipios epistémicoss de la ciencia
De acuerdo con Michael P. Lynch, aunque se conceda que no tenemos razones epistémicas para defender algunos principios epistémicos sobre otros sin hacer un razonamiento circular, sí tenemos otro tipo de razones para defender algunos principios epistémicos en vez de otros.
Imagina que viajas a otro planeta y cuando aterrizas te das cuenta que una conjunto de extraterrestres viene hacia ti. ¿Qué principios epistémicos te gustaría que tuvieran? ¿Religiosos? ¿o tal vez algunos parecidos a los que defiende la ciencia hoy en día?
Si son religiosos, los pobladores tal vez te traten como una deidad. En ese caso no habría argumento que pudieras esgrimir para convencerlos de que no lo eres. Porque en su libro, en su texto sagrado, está escrito que la persona que llegue de otro mundo es Dios.
Pero también podría irte mal, si su libro dice que eres un demonio, si su texto sagrado dice que la persona que llega será una entidad maligna, no habrá argumento o razón que puedas utilizar para convencerlos para que no te traten como tal. Piensa en las decenas de linchamientos que ocurren hoy en día. en comunidades aisladas. Frente una población convencida de algo, no hay argumento que pueda convencerlos de que su conclusión es equivocada.
La propuesta de Lynch es que a pesar que pueda parecer liberador en un primer momento defender que cualquiera puede creer los principios epistèmicos que desee, sólo algunos principios epistémicos pueden ser apreciados desde una perspectiva compartida y garantizar una vida civilizada y democrática, donde los puntos de vista de todos sean escuchados.
Entonces, de acuerdo con Lynch, puede aceptarse que los escépticos tienen razón en que no podemos defender algunos principios epistémicos sin asumirlos. Pero eso no significa que debamos rechazar que unos principios sean mejores que otros.
Podemos favorecer los principios de la ciencia como la observación y la experimentación porque se alinean con nuestros instintos y nuestras intuiciones. Y también podemos defender los principios de las diferentes lógicas favorecen el diálogo y el raciocinio. En otras palabras, los principios de la ciencia y la lógica son preferibles a otros principios porque se pueden utilizar como una moneda común con aquellos que mantienen puntos de vista diferentes.
, los principios de la observación, la experimentación y la lógica deben favorecerse porque utilizarse como una moneda común con aquellos que mantienen puntos de vista diferentes.
En conclusión, proponemos llegar a acuerdos en sociedades divididas en burbujas de información si encontramos principios epistémicos que favorezcan el diálogo y la comunicación entre esas burbujas.
Si en medio de la discusión utilizamos principios epistémicos basados en la autoridad y no en aspetos que compartimos la mayoría, como la observación, la experimentación y ciertas reglas de inferencia, la comunicación se volverá imposible.
¿Tu qué piensas?. Si quieres más información te dejamos las ligas al artículo y libros de Michael P. Lynch.
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