¿QUÉ ES LA CIENCIA?
HEMPEL y el INDUCTIVISMO CRÍTICO
1848. Viena. El médico húngaro Ignacio Semmelweis está completamente angustiado. Una gran proporción de mujeres que dan a luz mueren por una enfermedad conocida como fiebre de post parto. Además las muertes ocurren sólo en la Primera División del hospital General. En la Segunda División las cifras son hasta tres veces menores. Incluso quienes paren en calles de la capital de Austria tienen menos posibilidad de contraer la enfermedad en la trístemente célebre primera división del nosocomio. Las dos divisiones eran idénticas. ¿Qué estaba pasando?
Semmelweis sopesó varias ideas y experimentó con ellas. ¿Era el hacinamiento lo que provocaba las muertes? ¿la dieta? ¿las examinaciones poco cuidadosas que podían estar realizando los pasantes de medicina? ¿La posición en que dormían las parturientas? Experimentó con todas las hipótesis. Nada parecía explicar el fenómeno.
En aquella época los hospitales eran lugares terroríficos, incluso eran llamados ‘casas de la muerte’. Había sangre por todos lados. Un hedor compuesto de una mezcla de orina, vómitos y otras sustancias corporales recorrían los pasillos. Los pisos estaban cubiertos de aserrín destinado a absorber los fluidos de los pacientes. Alimañas infestaban los colchones a tal grado que un ‘cazador de insectos’ tenía que lidiar con ellos. Este oficio a veces era mejor pagado que el de los médicos. No había un ambiente quirúrgico. Todo eso era normal en la época. Igual que la gran cantidad de muertes. Pero en la Sección Primera del Hospital de General las cosas eran aún peores. ¿Qué sucedía ahí?
Un poco desesperado, Semmelweis acudió a una explicación psicológica. Imaginó que el tintineo de una campanita podía estar provocando indirectamente las muertes de las mujeres. La campana la hacía sonar un cura y su acólito cuando proporcionaban la extrema unción a algún moribundo cerca de la primera división del hospital. Quizá el sacerdote podía estar provocando involuntariamente un efecto terrorífico y debilitante entre las parturientas, lo que a su vez causaría la fiebre puerperal. Semmelweis experimentó. Le pidió al cura que cambiara su recorrido. No resulto. Las muertes desproporcionadas continuaban ocurriendo en la Primera División del Hospital General de Viena. .
Entonces algo sucedió. En 1847, Kolletschka, un colega suyo, recibió una herida penetrante en un dedo. El corte lo produjo el escalpelo de un estudiante con el que previamente se había realizado una autopsia. Kolletschka murió poco más tarde, mostrando los mismos síntomas que las mujeres con fiebre de post parto.
A Semmelweis se le ocurrió que la ‘materia cadavérica’ en el escalpelo del estudiante había contaminado la sangre de su colega, y que ésta era la causa de la enfermedad fatal en la división primera. Semmelweis y su equipo solían realizar disecciones en la sala de autopsia justo antes de examinar a las parturientas de esa división. Por supuesto que antes de hacerlo se lavaban las manos, pero sólo de modo superficial. Las muertes, razonó Semmelweis, sugerían que eso no era suficiente. Parecía que se necesitaba destruir químicamente el material infeccioso adherido a las manos de los médicos. A partir de entonces se les ordenó que se lavaran las manos con una solución clorurada, y por fin se consiguió bajar la mortalidad en la primera división.
La conjetura de Semmelweis también era consistente con el hecho de que las parturientas de la segunda división y las mujeres que parían en sus casas, o en las calles de Viena, no murieran tantas veces como en la tétrica Primera División del nosocomio. Esto sucedía porque sólo en esa parte del hospital las mujeres eran atendidas por practicantes de medicina que previamente diseccionaban cadáveres. En la segunda sección las mujeres eran atendidas por comadronas.
Considera que en aquel tiempo no se había descubierto el papel de los microorganismos, de los gérmenes y de las bacterias en ese tipo de infecciones. La conjetura de Semmelweis parecía bastante arriesgada. Bien podía ser el caso que no fuera correcta.
Y de hecho no lo era. Más tarde Semmelweis la corrigió. El médico húngaro y su equipo habían atendido a una parturienta inmediatamente después de haber examinado a una paciente con cáncer cervical. Lamentablemente la parturienta murió por fiebre de postparto. Semmelweis concluyó que no sólo era el “material proveniente de cadáveres” lo que provocaba la fiebre. En realidad también la materia pútrida procedente de “organismos vivos” podía provocar la enfermedad.
A pesar de que las tasas de muerte se desplomaron a partir de que se incorporó la práctica de lavarse las manos en una solución antiséptica, la comunidad de médicos no aceptaba la conclusión de Semmelweis. Mucho menos porque apelaba a algo que no parecía tener sentido. El Hospital de Viena no renovó el contrato de Semmelweis. Este regresaría a Hungría, donde sufriría depresión y, eventualmente, a los 47 años, moriría encerrado en un manicomio.
¿Qué tiene que ver esta historia con la Filosofía de la ciencia? Mucho, de acuerdo con Carl Gustav Hempel, un destacado miembro del Círculo de Viena y uno de los empiristas lógicos más prominentes del siglo XX.
Hempel pensaba que el caso de Semmelweis ilustra dos puntos muy importantes sobre el qué hacer científico. En primer lugar, muestra que las hipótesis científicas no surgen sistemáticamente por mirar cientos, o miles de casos similares. Y en segundo, que las corroboraciones de esas hipótesis científicas nunca nos darán certeza sobre su verdad. A mediados del siglo XX ambas tesis eran novedosas. Se oponen a una concepción de la ciencia que todavía es popular entre la gente, y que puede rastrearse hasta Bacon. Una manera de pensar sobre cómo se obtienen y se justifican las teorías científicas. En este video vamos a hablar sobre el problema de justificación, y en un próximo video hablaremos del contxto de descubrimiento, de acuerdo con Hempel. Si quieres saber sobre el problema del descubrimiento, pero en Popper, te dejamos una liga aquí.
¿Cómo sabemos que una hipótesis o teoría científica es verdadera?
La respuesta breve de Hempel es que nunca lo sabremos con certeza. Cierto: podemos poner a prueba una hipótesis y la evidencia podría confirmarla. Pero aunque encontremos casos que la confirmen, es posible que haya otros que demuestren que la hipótesis está equivocada.
Esto sucede porque el razonamiento detrás del intento de verificación de una hipótesis es lógicamente inválido. Se le conoce como falacia de afirmación del consecuente. Consiste en pensar que porque el consecuente de un condicional es verdadero, entonces el antecedente lo es.
Un razonamiento es inválido cuando a pesar de que sus premisas sean verdaderas, su conclusión puede ser falsa.
Piénsalo de este modo: supón que es verdad que si llueve habrá pocos clientes en cierta cafetería. Si encuentras a esa cafetería con pocos clientes, ¿es necesario que haya llovido? ¡Por supuesto que no! Podría ser el caso que el consecuente de la condicional sea verdadero, pero la hipótesis -es decir, la idea de que si la cafetería está vacía es porque llovió- sea falsa. Es precisamente por ello que esta forma de razonar es falaz.
Esto le pasó a Semmelweis cuando atribuyó la muerte de las parturientas a la contaminación de la sangre por “partículas cadavéricas”. Semmelweis pensó que ésta materia era la que contaminaba la sangre, contrastó directa e indirectamente su hipótesis, y la evidencia parecía darle la razón. Pero poco tiempo después se dio cuenta que en realidad cualquier materia putrefacta, incluso aquella que provenía de una persona viva, podía provocar los síntomas fatales. Su hipótesis inicial no era del todo correcta.
Dado que el razonamiento en el que se basan las confirmaciones de una hipótesis es inválido, entonces sin importar el número de evidencia a favor de ella, siempre podría ser el caso que sea falsa.
¿Cómo sabemos si una hipótesis es falsa?
Hempel subrayó que existe una asimetría curiosa en el razonamiento científico: aunque nunca podemos saber con certeza si una hipótesis es verdadera, sí podemos saber cuando es falsa.
En lógica, el razonamiento detrás de la refutación de una hipótesis se conoce como Modus Tollens. El Modus Tollens, a
diferencia de la falacia de confirmación, es un razonamiento válido. Consiste en decir que si P implica Q, y Q no es cierto, entonces tampoco lo es
P. En el caso de Semmelweis, las mujeres no dejaron de morir cuando el cura dejó de pasearse por la primera sección del hospital. Por lo tanto, la hipótesis de qué su recorrido estaba provocando las muertes tenía que ser falsa. La lógica es implacable y contundente cuando se trata de refutar una hipótesis.
INDUCTIVISMO AMPLIO
David Hume, uno de los más grandes empiristas, ya había argumentado que no se puede inferir válidamente una afirmación universal desde afirmaciones particulares. En otras palabras: Que la inducción no es lógicamente válida. Hempel suscribe: no importa cuánta evidencia se encuentre a favor de una hipótesis, no se podrá afirmar su verdad concluyentemente. Entonces, ¿eso quiere decir que todas las hipótesis científicas están en el mismo lugar respecto a la verdad? ¿Se sigue que ninguna se encuentra en una posición más satisfactoria que otra? Hempel responde que no. Es decir, defiende que sí hay manera de distinguir entre teorías científicas más satisfactorias que otras.
Aunque concedamos que no hay pruebas concluyentes o finales sobre una hipótesis, eso no quiere decir que no haya apoyos, corroboraciones o confirmaciones parciales de la misma. Una serie de resultados favorables de una hipótesis podrían implicar que la conclusión tiene más o menos un alto grado de probabilidad.
En otras palabras: aunque Hume tiene razón en criticar el INDUCTIVISMO ingenuo y decir que las inferencias inductivas nunca nos darán una respuesta concluyente a una pregunta científica, Hempel cree que sí nos pueden decir si la respuesta es más o menos probable. La posición de Hempel todavía acepta el papel de las inferencias inductivas en la justificación de hipótesis, es inductivista pero en un sentido crítico. ¿Te parece razonable su posicón? ¿Te parece razonable decir que si bien no podemos saber si una hipótesis es cierta al menos podríamos saber si es probable? Algunos dirán que sí. Pero filósofos como Carl Popper argumentaron en contra de ella con bastante contundencia.
En donde Hempel no acepta no acepta la inducción es en el contexto de descubrimiento de hipótesis. Si quieres saber de este tema no te pierdas nuestro próximo video sobre el hipotético deductivismo de Hempel. También puedes ver el que tenemos sobre Popper, que en lo que respecta al contexto de descubrimiento sí está de acuerdo con Hempel.
Si te gustó el tema revisa la Filosofía de la Ciencia Natural, de Hempel. Todo lo dicho aquí lo puedes encontrar en el primer capítulo.
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