5.3 Los Objetivos de la Racionalidad Epistémica
Pritchard comienza señalando que, aunque la racionalidad epistémica se define como aquella que busca la verdad, esta explicación resulta vaga. El verdadero reto es especificar cómo la racionalidad epistémica se relaciona con la búsqueda de la verdad.
Una forma natural de entenderla es considerar que ser racional epistémicamente implica maximizar la cantidad de creencias verdaderas. Bajo esta interpretación, la racionalidad del juez que evalúa cuidadosamente las pruebas radica en que su método es probablemente el mejor para alcanzar la verdad. En cambio, el juez que decide con una moneda, aunque pueda llegar al mismo veredicto, no es racional porque su método no es confiable para obtener la verdad.
1. Problemas con la Concepción Maximizadora
Aunque parece intuitivo decir que la racionalidad epistémica consiste en acumular la mayor cantidad de creencias verdaderas, este enfoque tiene serios problemas.
Primero, maximizar creencias verdaderas no siempre es deseable. Por ejemplo, alguien que memorizara todo un directorio telefónico tendría miles de creencias verdaderas, pero de muy poco valor. Consideramos irracional esa búsqueda de la verdad porque carece de relevancia o significado.
Segundo, si nuestro objetivo fuera únicamente acumular creencias verdaderas, la estrategia más simple sería "creer todo", aceptando cualquier afirmación. Esto generaría un número inmenso de creencias verdaderas, pero también muchas creencias falsas, lo que sería un desastre desde el punto de vista epistémico.
2. Minimizar Falsedades: ¿Es una Alternativa Mejor?
Para evitar el problema anterior, podríamos replantear la racionalidad epistémica, sugiriendo que su objetivo no es maximizar creencias verdaderas, sino minimizar creencias falsas.
Sin embargo, esta solución tiene su propio problema: la mejor manera de evitar creencias falsas sería no creer nada. Si alguien nunca formara creencias, evitaría errores, pero también renunciaría a todas las creencias verdaderas, lo que no es una posición epistémicamente deseable.
3. Buscando un Equilibrio: Maximizar la Verdad y Minimizar el Error
El verdadero reto es encontrar un equilibrio entre estos dos objetivos:
Maximizar las creencias verdaderas (sin caer en la credulidad total).
Minimizar las creencias falsas (sin caer en la parálisis del escepticismo).
Una concepción más refinada de la racionalidad epistémica exige que:
Tomemos algunos riesgos en la formación de creencias.
Evitemos tanto la credulidad extrema como el escepticismo absoluto.
Pero lograr este equilibrio es complicado, y definirlo con precisión es uno de los grandes problemas de la epistemología.
4. ¿Qué Creencias Valen la Pena? El Caso del Directorio Telefónico
Pritchard también aborda otro problema: ¿Qué pasa si alguien maximiza la verdad acumulando trivialidades?
Alguien podría, por ejemplo, dedicarse a memorizar un directorio telefónico, acumulando miles de creencias verdaderas pero irrelevantes. ¿Es esta persona racional epistémicamente?
Aquí se abren dos posturas:
Aceptar que es racional (aunque con un objetivo trivial). Esta posición distingue entre:
Racionalidad epistémica (lograr creencias verdaderas).
Racionalidad práctica (buscar creencias útiles o significativas).
Desde este punto de vista, el problema no es epistémico, sino práctico, ya que perseguir verdades triviales es un desperdicio de tiempo, pero no deja de ser racional desde el punto de vista epistémico.
Negar que es racional epistémicamente, argumentando que el error está en pensar que todas las verdades son igualmente valiosas. Las verdades importantes suelen generar otras verdades en cascada.
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