5.4 Racionalidad y Responsabilidad
Pritchard explora la relación entre la racionalidad epistémica y la responsabilidad. Un punto central es que, para elogiar o criticar a alguien por su racionalidad, solemos suponer que esa persona es responsable de cómo forma sus creencias. Esto se observa claramente en el ejemplo del juez racional y el juez irracional.
El juez racional, que evalúa cuidadosamente las pruebas antes de emitir un veredicto, es responsable y digno de elogio, porque podría haber sido descuidado o parcial, pero eligió proceder con rigor. Por el contrario, el juez irracional, que decide el veredicto lanzando una moneda, es culpable de su irracionalidad, porque podría haber empleado métodos adecuados pero no lo hizo.
Sin embargo, ¿siempre somos responsables de nuestras creencias? Aquí Pritchard señala varios problemas.
1. Creencias Involuntarias
Algunas creencias se forman de manera espontánea e involuntaria, especialmente las creencias perceptivas. Por ejemplo, si ves a tu padre entrar en la habitación con buena luz, automáticamente crees que está allí. No hubo un proceso deliberado, simplemente tu percepción generó esa creencia. En estos casos, es difícil decir que eres responsable, ya que no hubo una decisión consciente.
2. Normas epistémicas y aprendizaje
Otra complicación surge de las normas epistémicas, es decir, reglas para formar creencias verdaderas, como evaluar las pruebas cuidadosamente o no sacar conclusiones apresuradas. Normalmente, aprendemos estas normas de manera implícita, por ejemplo, cuando un maestro nos corrige por adivinar en lugar de razonar.
Pero, ¿qué pasa si alguien aprende normas epistémicas incorrectas?
Imagina a una persona criada en una comunidad aislada donde le enseñaron que la mejor forma de descubrir la verdad es… lanzando una moneda. Esta persona cree sinceramente que esa es la forma correcta de tomar decisiones. ¿Es irracional?
3. Dos Concepciones de Racionalidad Epistémica
Este caso nos muestra dos maneras de entender la racionalidad epistémica:
Racionalidad Deóntica (Débil):
Según esta perspectiva, una persona es racional si sigue las normas epistémicas que considera correctas, aunque estén equivocadas. Por eso, la persona criada con normas erróneas es racional, porque está actuando según lo que honestamente cree que es correcto. Esta visión resalta el vínculo entre racionalidad y responsabilidad, porque solo culpamos a alguien si pudo haberlo hecho mejor.
Esta posición sostiene que una persona es racional solo si sus creencias se forman mediante normas que realmente conducen a la verdad, no importa si ella cree que está actuando correctamente. Según esta visión, la persona que usa una moneda para decidir no es racional, aunque no sea culpable de su error.
4. El Dilema: Racionalidad vs. Responsabilidad
El problema de la visión no deóntica es que rompe el vínculo entre racionalidad y responsabilidad. Normalmente, solo consideramos a alguien responsable de sus errores si pudo haber actuado de otra forma. Pero aquí, aunque la persona criada con normas erróneas no tiene culpa, igualmente la consideramos irracional.
En otras palabras:
Concepción débil (deóntica): Mantiene la relación entre racionalidad y responsabilidad, pero acepta que algunas creencias racionales pueden ser totalmente erróneas.
Concepción fuerte (no deóntica): Solo acepta como racionales las creencias bien formadas según buenas normas, pero culpa a personas inocentes de irracionalidad.
Este dilema muestra la complejidad de definir la racionalidad epistémica. Queremos que la racionalidad esté conectada con buenos métodos para llegar a la verdad, pero también queremos que esté ligada a la responsabilidad y la intención del agente. El desafío es encontrar una definición que equilibre estas dos exigencias.
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