CAPÍTULO 6. VIRTUDES Y FACULTADES: CONFIABILISMO


Pritchard inicia este capítulo con una idea clave: el conocimiento implica éxito cognitivo que es atribuible al agente, no al azar. Si una persona llega a una creencia verdadera sólo por suerte, no decimos que sabe algo; el conocimiento debe ser un logro, no una coincidencia afortunada.

Para ilustrarlo, el autor propone un contraste entre dos métodos de formar creencias sobre el clima de mañana:

  1. Lanzar una moneda para decidir si lloverá o no.

    • Si por casualidad el resultado coincide con la realidad, la creencia es verdadera, pero producto del azar.

    • No atribuimos conocimiento al agente, porque su método es cognitivamente inútil.

  2. Consultar una fuente meteorológica confiable.

    • Aunque el pronóstico no sea infalible, suele ser correcto.

    • Si la creencia resultante es verdadera, atribuimos conocimiento, porque se formó de manera confiable.

Este ejemplo ilustra el confiabilismo, una teoría según la cual una creencia constituye conocimiento si ha sido formada por un proceso confiable, es decir, un método que tiende a producir creencias verdaderas más frecuentemente que falsas.

El confiabilismo responde a los problemas que enfrentan teorías anteriores, como la teoría tripartita del conocimiento (creencia verdadera justificada), cuestionada por los casos Gettier. En vez de enfocarse en la justificación subjetiva del agente (sus razones o reflexiones internas), el reliabilismo centra su atención en la fiabilidad objetiva del proceso cognitivo: percepción, memoria, inferencia inductiva, testimonio, etc.

Así, si una persona obtiene una creencia verdadera a través de un proceso fiable —como la percepción normal o una fuente experta—, su éxito cognitivo no depende del azar, sino de la estructura del mundo y de la fiabilidad de sus facultades cognitivas.

Pritchard subraya que el conocimiento, entendido de este modo, es un tipo de éxito que merece crédito epistémico: no se debe a la suerte, sino a la competencia cognitiva del agente o a la confiabilidad del método.

CONFIABILISMO Y GETTIER

Pritchard muestra que incluso el confiabilismo —que parecía resolver el problema de la suerte en la teoría tripartita del conocimiento— enfrenta su propio problema Gettier.

La idea básica del confiabilismo es que el conocimiento es una creencia verdadera formada por un proceso confiable. Pero, como el autor explica, la fiabilidad no garantiza la ausencia de suerte epistémica.

El ejemplo del termómetro manipulado lo ilustra con claridad:
Imagina que miras un termómetro para saber la temperatura de la habitación. El aparato está roto y fluctúa aleatoriamente, pero alguien oculto ajusta la temperatura real cada vez que tú miras, para que el número que lees sea correcto. En ese caso, tus creencias sobre la temperatura son verdaderas y consistentemente formadas por un proceso confiable, ya que cada vez que miras, el método funciona. Sin embargo, intuimos que no sabes cuál es la temperatura, porque tu creencia depende de una coincidencia extraña y no de un contacto genuino con la realidad.

Este caso tiene la misma estructura que los clásicos casos Gettier:

  1. Hay una forma de “mala suerte epistémica” (el instrumento está roto).

  2. Esa mala suerte se compensa con una “buena suerte epistémica” (el engaño produce una coincidencia exacta).

  3. El resultado es una creencia verdadera, pero demasiado afortunada para contar como conocimiento.

Así como los casos Gettier mostraron que la creencia verdadera justificada no basta para el conocimiento, este nuevo ejemplo muestra que la creencia verdadera confiable tampoco lo garantiza.
La fiabilidad, al igual que la justificación, no excluye del todo el azar. El éxito cognitivo del agente no es atribuible a su competencia, sino a una manipulación externa.

Por tanto, el confiabilismo simple falla como definición completa del conocimiento, porque no logra diferenciar entre un éxito cognitivo genuino y un acierto fortuito, incluso cuando el proceso parece objetivamente fiable.





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