Epistemología 7.4 Idealismo trascendental


 

Idealismo trascendental (Immanuel Kant)

Después del idealismo radical de Berkeley, algunos filósofos buscaron conservar su intuición central —la idea de que el conocimiento está mediado por la mente— sin llegar a negar por completo la existencia del mundo externo. El intento más influyente en esta dirección fue el idealismo trascendental de Immanuel Kant (1724–1804).

Kant acepta que no percibimos el mundo “en sí mismo”, sino solo como se nos aparece. Pero, a diferencia de los idealistas anteriores, sostiene que debemos suponer la existencia de un mundo externo que causa nuestras percepciones. Sin esa suposición, no podríamos entender nuestras experiencias ni distinguir entre ilusión y realidad. Dicho de otro modo:

No conocemos el mundo como es en sí, pero razón y estructura de la mente nos obligan a postular su existencia.

Así, Kant se ubica a medio camino entre el realismo indirecto y el idealismo clásico. Por un lado, admite la mediación mental de la experiencia (como el idealismo). Pero, por otro, afirma racionalmente la existencia de un mundo independiente, aunque inalcanzable por la experiencia directa (como el realismo).

Lo característico de su propuesta es que el conocimiento resulta de la interacción entre la sensibilidad y el entendimiento:

  • La sensibilidad nos da los datos empíricos (a través del espacio y el tiempo, que son formas de nuestra intuición).

  • El entendimiento organiza esos datos mediante conceptos y categorías (como causalidad, sustancia, unidad).

De esta forma, la mente humana impone estructura a la experiencia. El orden temporal, causal y espacial del mundo no proviene del mundo “en sí”, sino de la forma en que nuestra mente organiza los fenómenos. Por eso Kant sostiene que el conocimiento nunca puede superar los límites de la experiencia: solo conocemos los fenómenos (las cosas tal como se nos aparecen), no los númenos (las cosas tal como son en sí mismas).

Por tanto, el idealismo trascendental no niega el mundo externo, sino que redefine los límites del conocimiento humano:

  • Sabemos que hay un mundo más allá de la experiencia, pero no podemos conocerlo directamente.

  • Todo lo que podemos conocer está condicionado por la estructura cognitiva del sujeto.

En síntesis, Kant propone una epistemología que combina empirismo y racionalismo:

“Todo conocimiento comienza con la experiencia, pero no todo procede de ella.”

Así, el idealismo trascendental conserva el realismo empírico (sí hay un mundo externo), pero subraya que ese mundo solo puede conocerse a través de las formas y categorías del pensamiento.


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